Subscribe:

domingo, 3 de septiembre de 2017

¿NO TENGO FE?


Dices que no tienes fe. Y añades que poseerla sería tu mayor anhelo.
Te he enviado mi respuesta. Es para ti y para mí y para todos.
Porque ¿quién no ha pensado así alguna vez?  
Pensar que  se carece de algo bueno, revela la íntima creencia en un Dios tacaño que no provee  de lo necesario.
Lo que obstaculiza el descubrir lo que en realidad tenemos.
Porque Todo ya está en nosotros por reflejo. Jesús nos advierte: “el Reino de Dios está dentro”. 
No hay nada fuera. Ni en el infinito existe el “fuera”.
La creencia y sentimiento de carencia es un freno para nuestro progreso. Bloquea el disfrute de la felicidad.
Porque nos impide hacer uso de todo lo que se nos regaló y somos.
La Ciencia Cristiana afirma que el hombre incluye todas las ideas perfectas de Dios.
Entonces, ¿qué hacer?
 Lo contrario. Reconocer como patrimonio incluso lo que todavía no veo.
Eso libera nuestro avance y posibilita los pasos siguientes a dar.
No obstante, sería útil refinar nuestro concepto de fe.  Para muchos se trata de ver algo invisible.
Pero para mí  la fe es "aceptar una relación determinada". Es fiarme de alguien. En este caso, de Dios.
Y ¿en qué me apoyo para esa confianza?
En el re-conocimiento (a algunos le gusta decir “agradecimiento) de todo lo bueno que me ha ocurrido.
 "¡Si todo han sido problemas!"  He escuchado decir muchas veces. Pero no estoy de acuerdo.
El resultado de los recuentos depende de la actitud con que acometemos el arqueo.
Yo he ido aprendiendo a buscar primero las cosas buenas.
Y puede que al principio parecen pocas y pequeñas. Y difíciles de encontrar.  Pero poco a poco, y en la constancia de la búsqueda,  la montaña que se va formando ilumina la comprensión.
Me hace comprender que las cosas no tan buenas, regulares o malas, en realidad eran igualmente buenas.
Sólo que las miraba sin perspectiva, con el prejuicio apriorístico de que el Bien no era posible...cuando en realidad ES LO ÚNICO.   

0 comentarios: