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jueves, 27 de julio de 2017

¿ES POSIBLE LA SOLEDAD?


¿Es posible la soledad?
No desde la perspectiva metafísica.
Sin embargo, muchos se quejan de sufrirla.
Las palabras de Dios, siempre ciertas, dejan una conocida y orientadora declaración:
"No es bueno que el hombre esté solo." (Génesis 2:18)
Pero se puede estar solo muy acompañado.
Y en perfecta compañía siendo el único habitante de la isla.
¿Donde se encuentra la diferencia?
Y ¿por qué no es buena la soledad?
La respuesta a una pregunta contesta la otra.
La identidad del hombre es su semejanza a Alguien. El ser humano genuino es la manifestación de Dios. Y para que eso sea, el manifestado no puede estar ausente de ninguna de las formas.
Cuando dejamos de identificamos como somos -la imagen de Dios-, la soledad se convierte en nuestra atmósfera. Aunque seamos abrazados por multitud de familiares y amigos.
La soledad no es buena porque indica alienación. No ser consciente de la realidad. No gozarla. No vivirla.
La soledad no es sentir la casa “toda para uno mismo al cerrar la puerta tras sí cada noche” como me confiesan en un correo electrónico.
Es palpar el vacío alrededor o incluso dentro del corazón aún en medio de "animada" conversación o inmerso en el bullicio.
El hombre se siente solo porque no siente a Dios en sí o en los demás.
Se intenta enmascarar ese doloroso sentimiento con envolvente actividad, diversiones o parloteos interminables... Pero al final... nada… vacío.  (Los que más hablan, son los que menos escuchan, los que se sienten más solos).
La soledad no es de personas, sino de Dios. Es falsa carencia de percepción de lo divino.
Cuando Le descubrimos manifestándose en la pareja, en el vecino, en la mascota o en el perro callejero, entonces nos situamos en la cálida placidez de la auténtica compañía.

Y si en esa actitud, un naufragio pudiera arrojarnos a una isla desierta, ya no necesitaríamos un Viernes  para paliar la soledad. Todo, flores, animales, estrellas y olas, nos harían compañía. 
Pero sobre todo, dentro de nosotros, nos sentiríamos llenos de la infinitud de esa sempiterna y amorosa Presencia de la que todos somos su reflejo.
Sólo así se saciará el hambre de infinita compañía.

3 comentarios:

Unknown dijo...

Maravilloso José! !

Unknown dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Unknown dijo...

Araceli Campos6 de agosto de 2017, 1:31
Es maravilloso saber que la "soledad" es solo creer sentirnos desalineados con el Ser supremo que es toda armonioso y siempre amoroso. Y cuando reconocemos su sutil pero poderosa presencia estamos en el TODO, con TODO y desde el TODO.
Gracias Don Pepe