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jueves, 20 de julio de 2017

PARA LIBRARNOS DE LA SOMBRA


Visitaba a una amiga, cuando su hija pequeña, casi un bebé, irrumpió en el salón asustada.
"El hermanito tiene la cara llena de ronchas de colores y muy grandes que se mueven".
Acudimos a la habitación contigua donde dormitaba feliz el pequeño. En su rostro, además de una plácida sonrisa, bailaban unos círculos rojos y azules. Un rayito de sol que se colaba por la ventana  proyectaba los dibujos de una alegre cortina de lunares sobre la blanca carita. Todo era efecto de una ilusión.
Los círculos estaban sobre la piel del niño pero ni lo tocaban ni formaban parte de él.
Todos vimos lo mismo, pero solo la niña se asustó porque no supo discernir lo que era su hermanito y lo que no le pertenecía.
De vuelta a casa, este sencillo suceso me hizo reflexionar .
Todo lo que no manifiesta a Dios y aunque parezca tocarnos, como la enfermedad, el dolor, los rencores, la carencia de cualquier bien... son como esos lunares rojos y azules.
Si nos confundimos y, como consecuencia, nos asustamos, creemos anclar más y más todo eso en nuestra conciencia. La preocupación y el miedo les proporciona la carta de realidad. Y una vez con curso libre provocarán toda una serie de sentimientos, sensaciones y experiencias desagradables.
Se convierten en una especie de sombra que nos sigue a donde vayamos. Algo siniestro que no conseguimos disolver o dejar atrás al pretender evadirnos de ella. Una prolongación de nosotros mismos que nos arruina la armonía.
Para separarnos de esa "sombra" convertida en acompañante sempiterno y de la que parece imposible el desprenderse o huir, ahora se me ocurre lo siguiente. Me lo sugiere la secuencia de una antigua película, cuyo título olvidé, en que el protagonista perseguido por un enjambre de peligrosas avispas, corre enloquecido. Sólo cuando se encuentra con un estanque de agua y se arroja a él conseguirá librarse del lacerante ataque.
"Dios es nuestro refugio".(
 Salmo 18:2) Sólo cuando nos zambullimos en Él quedamos libres. Lo que no refleja a Dios no puede seguirnos en esa toma de conciencia de Su eterna e infinita Presencia. Por eso "no permitáis que nada sino Su semejanza more en vuestro pensamiento" y así "con la Verdad, reemplazará a la mortalidad con la inmortalidad y acallará a la discordancia con la armonía." (Ciencia y Salud 495:17....)
La ilusión por muy viva que parezca, nunca resiste la realidad. Siempre se disuelve a su contacto.

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