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domingo, 19 de febrero de 2017

HÁGASE TU VOLUNTAD

Desde mis "veinte", el mantra, miles de veces repetido, ha sido y es, la despedida epistolar de Ignacio de Loyola:
"Que tu santa voluntad sintamos y ella enteramente cumplamos".
Propósito divino, temido al máximo por el yo personal.
Con toda seguridad al referenciarlo por error, al agónico escenario del Getsemaní.
Pero el "Hágase Tu voluntad" apareció en los Evangelios mucho antes y en otro gozoso ambiente.
Cuando María aceptó dar posada al Cristo en sus entrañas.                      
La Voluntad de Dios no es cruz sino infinita y eterna bendición.
Comprender esto trae curación. 
Mi esposa Laly y yo lo sabemos por agradecida experiencia.
Por tanto, disfrutemos del día: ser amados y amar, reflejar el Bien y  contemplarlo, ser la manifestación de la misma felicidad y compartirla.

Porque esa es la única y definitiva voluntad de Dios.

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