Subscribe:

sábado, 11 de febrero de 2017

VER EL BORDADO, NUNCA EL REVERSO.

Cuando niño, mi madre cosía mucho.
Yo me sentaba en la alfombra, y miraba y preguntaba qué estaba haciendo.
Cada día la misma pregunta e idéntica respuesta: “Estoy bordando”.
Porque desde donde yo miraba, me parecía muy extraño lo que hacía.
Un amontonado de nudos e hilos de diferentes colores, longitudes y grosor.
Mi madre sonreía: “Sal a jugar y nada más termine te llamo para que en mis brazos lo veas desde mi posición”.
Pero yo me seguía preguntando acerca de lo desordenado y sin forma definida del efecto. Y ¿por qué tardaba tanto en acabarlo?
Al fin, un día me llamó. Me aupó con cariño al alto sillón y… ¡No me lo podía creer! Lo que desde el suelo me parecía tan confuso, era un paisaje maravilloso.
Y la respuesta de mi madre quedó sembrada en mi memoria: “Mirando desde abajo no veías que en la parte de arriba había un bello diseño. Pero ahora, desde aquí, ya puedes descubrir lo que estaba haciendo”.
Y por eso, a lo largo de todos estos años, cuando las apariencias de confusión y sin sentido amenazaban envolverme, he recordado cada vez más claro que para experimentar la Verdad hay que cambiar la perspectiva.

Hay que situarse donde descubrir  la bella labor que Dios ya ha hecho. 

0 comentarios: