Hace tiempo que me pediste que orara para que tú puedas encontrar pareja y así sentirte completa.
Y ésta fue y sigue siendo mi respuesta.
Creer que somos sólo medias naranjas y que necesitamos la otra mitad para ser feliz es un craso error.
Porque somos el reflejo de la plenitud.
Sólo cuando reconozcas que Dios es tu Todo, eso se manifestará en este plano de la forma más adecuada.
Mientras no busques ni ansies compañía sino que deja en silencio y paz que Dios te consuele.
Sólo cuando nos sentimos llenos es cuando podemos compartir.
Y estás llena -como todos- aunque no te des cuenta. Deja que sea tu Mente y no la mortal la que te haga sentir la realidad.
La soledad no existe. Es un engaño. Estamos en el infinito, en la plenitud del Bien.
Eleva tu pensamiento o mejor, deja que los pensamientos elevados de la Mente te inunden. Ábreles tu conciencia. No aceptes esos sentimientos como no aceptarías la tentación de robar o hacer un daño a alguien.
Quédate tranquila. No pidas, porque entonces haces más fuerte el error.
Reconoce que Dios está a tu lado, su plenitud, todas sus cualidades que pueden manifestar los individuos, y aunque no lo veas, saber que Él siempre está aquí mismo, ya ayuda.
Como cuando se va la electricidad en una noche de tormenta y ya no ves a tu esposa, pero no te inquietas porque sabes que continúa ahí al otro lado de la mesa.
Y a pesar de la oscuridad no te sientes solo.
Por supuesto que tener pareja es un deseo legítimo.
Pero sólo cuando se tiene la certeza de que la tienes ya, es cuando permites que se manifieste. Pero cuando estamos como esperando a ver si llega, afirmamos no tenerlo y entonces no se manifiesta.
No vivimos en dos planos sino en uno. Y es la realidad divina la única y la que al ser consciente de ella acaba manifestándose en la forma que somos capaces ahora de reconocerla.
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