NO LUCHEMOS EN Y NI CON EL SUEÑO

Si Dios nunca creó la discordancia, entonces su aparición sólo puede ser una ilusión por mucha evidencia con la que se revista.
Cambiar un sueño desde el sueño es tarea bien difícil, porque en ese escenario las imágenes se suceden sin pedir permiso a un soñador impotente para gobernarlas.
Por eso no luchemos allí.
Sólo desde dentro de la Verdad se puede poner punto final a esas historias que aparecen como incontrolables.
La creciente consciencia del Amor y su manifestación que colman el infinito, disuelve en la nada lo que sólo en la nada del sueño tuvo apariencia e hipnótico poder.
Antes de batallar contra molinos y gigantes fantasmales como si fueramos un nuevo Don Quijote, conviene recobrar la cordura.
Y darle la espalda a la locura, al ser consciente sólo de la Verdad.