Me repiten "se me acabó el trabajo", "no encuentro ocupación", " donde estoy no es lo mío", "no me da para vivir"...
Lo que me lleva a entrar en lo más íntimo y escuchar una y otra vez a la Verdad.
Y lo primero es aclararme que la provisión nada tiene que ver con los esfuerzos de un "yo personal". Nada tiene que ver el agobiante pluriempleo, la venta de esto o aquello, o de lo concienzudo de nuestro curriculum.
Es una trampa frecuente creer que la Vida necesita de la Nada para ser sostenida.
Ser consciente de la Verdad nos descubre la botellita de aceite, "la inspiración celestial", el soplo continuo que sostiene nuestro ser.
Y respecto a nuestra tarea compruebo que nos quedamos enredados con lo que es anécdota y no es sustancial.
Dios no hace de contable, profesor de idiomas, vendedor, pinche de cocina ni cose o construye edificios...
El Amor solo ama. Se ve en toda Su manifestación y espontáneamente ama.
Ese es el trabajo de Dios a reflejar siempre. Y del cual nunca podemos ni debemos quedar en el paro.
Y estando ocupados en el Amor, estamos envueltos siempre en lo que realmente posibilita la Vida.
"Así que, sea que coman o beban o cualquier otra cosa que hagan, háganlo todo para la gloria de Dios" (1 Corintios 10:31).
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