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domingo, 7 de mayo de 2017

ORAR NO ES EVADIRSE


Al metafísico se le acusa con frecuencia de vivir de espaldas a la realidad. De falta de compromiso con el mundo donde se encuentra. En definitiva, de evasión.
Ante una humanidad crucificada por la violencia, ahogándose por mareas de miserias físicas y morales, usar la oración como solución a la mayoría le parece una broma.
¿Son justas esas imputaciones?
¿Pero de qué actitudes metafísicas hablamos?
Si de las posturas ya criticadas por Jesús en la parábola del buen samaritano, estoy completamente de acuerdo.
El camino del sacerdote y del levita transita paralelo al sufrimiento de las víctimas de este mundo.
Pero el sendero de Jesús en muy otro. Y ese es el que los estudiantes de la Ciencia Cristiana intentamos seguir.
Hay una secuencia de la vida de Jesús que aclara luminosamente lo que es e implica la oración cristiana.
Miles de personas le rodean. Están en descampado. El hambre aparece. El maestro no ignora la situación de la muchedumbre. Ni les da la espalda ni se resigna a la lamentación. Se siente comprometido con lo que percibe. Ha de transformar la visión, sin evadirse a una contemplación celestial.
Sus primeras palabras subrayan la responsabilidad de todo aquel que acepta sus enseñanzas. “Dadles vosotros de comer”.
La respuesta de los discípulos conjuga la limitación: “Sólo tenemos unos pocos panes y peces”.
Conocemos la solución de Jesús.
Sumergirse en la auténtica realidad, que nunca es la testimoniada por los sentidos físicos.
Bendecir (1) ese símbolo de la infinitud –cinco panes y dos peces- catalogado por la ignorancia material como “poco”, “limitado” o miserable… Y así saciar a tantos.
Y la multitud es alimentada.
No son los panes y los peces lo que resuelven la situación. Sino la conciencia profunda de la auténtica realidad.
No obstante hay que tener en cuenta unos pasos necesarios:
1º captar lo que se presenta como real y sentirse comprometido con la situación.
2º aportar todo lo que tenemos. No considerándolo “poco”, sino imagen o manifestación de todo el Bien.
En ese “dar”  lo que tenemos (expresión de verdadero amor), ya se está manifestando la benéfica abundancia que se descubrirá después.
3º y fundamental no dejarnos atrapar por lo “insoluble” del caso, sino dar gracias o lo que es lo mismo: RECONOCER la realidad que siempre es  bien total o infinito.
Esa es la metafísica cristiana. Suprimir cualquiera de los puntos anteriores sería practicar su caricatura.
(1)(Bendición, es decir, “decir o expresar lo bueno, lo único”. Y “ben-decir” que es consecuencia de “bien-pensar”).      

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