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lunes, 8 de mayo de 2017

¿QUÉ HACER CON LA CIZAÑA?


En el evangelio de Mateo se dice claramente que la cizaña es sembrada entre el trigo mientras los hombres dormían.
La cizaña es el error.  El sueño es su  sembrado. Allí y sólo allí es donde crece.
Los hombres no han sembrado la cizaña. No somos responsables de eso. Ni tampoco de la buena semilla. Ha sido el amo quien la repartió por su campo.
Cuando percibimos la mala hierba del error debemos escuchar al Amo de la finca.
No se trata de sembrar acaloradamente más buena semilla. Ya está toda en las entrañas de la tierra esperando dar su fruto en su tiempo.
Ni de emplearnos a luchar contra el error, entregados a la casi exclusiva tarea de extirpar la cizaña. Luchar contra el error posibilita el riesgo de arrancarnos de la Verdad.
Sólo cuando la buena semilla "muestre" sus miles de espigas cargadas de grano, será fácil separar sin miedo la cizaña.
Sólo cuando el Bien nos sea evidente, después de una espera confiada, podemos enfrentar el error. Mientras hay que recurrir a las palabras del Amo que tranquilizan y nos hacen confiar. Ese escuchar al "dueño de la finca" se llama orar.
Las palabras del Amo anuncian: los graneros se llenarán, no habrá hambre ni pobreza; la cizaña será siempre convertida en ceniza para abonar los campos.

La Ciencia Cristiana revela un solo Poder. Pero con relativa frecuencia parece que nos aceptamos un solo Dios, sino la existencia de dos poderes. Y quizás hasta podemos hablar más del error (nuevo Satanás), producto siempre del sueño, que del Padre-Madre, único Principio y Señor de Todo. 

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