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jueves, 22 de junio de 2017

EL REGALO QUE NOS ESPERA


Me gustan los regalos. 
Los que son gratuitos. 
Porque algunos sólo son compensaciones por lo que uno hizo. Son pagos, retribuciones. No regalos.
Los auténticos nada tienen que ver con el mérito.
Descubro hoy, que siempre, desde niño hasta este presente, amanezco  con la esperanza de una sorpresa agradable.
Por eso me encanta la promesa que anuncia Pablo:
Cosas que ojo no vio, ni oído oyó… son las que Dios ha preparado para los que le aman”(1).
 Pero  hay que precisar.
¿Quiénes son los beneficiarios?
“…los que le aman” es una pobre y equívoca versión.
La traducción correcta: “los conscientes de ser amados”.
Porque “el darse cuenta” es la cualidad de los “despiertos”.
La misma que los “durmientes” poseen inactiva, presa de sueños y pesadillas.
El consciente es el único que ve. El inconsciente sólo puede soñar.
Entonces, ¿quiénes son los inmediatos destinatarios?
Sin duda alguna: los que escuchan “Tú eres mi hijo muy amado” y se lo creen. (Como le sucedió a Jesús).
 Y ¿cuál es el regalo dispuesto para los que se reconocen infinitamente queridos?
Lo IMPOSIBLE de captar para los sentidos físicos: El Amor infinito como Todo.
Aceptar que esa es la Verdad (“creer”) ilumina la oscuridad.
Aunque las sombras sigan presentando sordos, leprosos, tullidos, violentos, corruptos, arruinados…  sólo se es consciente de la divina manifestación infinita.
Ese es el Todo de la existencia, la Meta del Camino. El sentirse seguro, envuelto, abrazado por el Omnipresente.  Ser parte de la fiesta eterna. Nunca fuera en una vacía e inexistente Nada.
 Pero, ¡qué difícil sentirse amado! Me lo he dicho muchas veces.
Y es que “aquí” experimentamos por los sentidos. Y ni el ojo ve… ni el oído oye… al Amor.
Podríamos decir con Pablo: “¡Miserable de mí! ¿Quién me librará de este cuerpo mortal?”(2). ¿Quién puede corregir a mis sentidos?
El mismo apóstol nos indica la salida a este laberinto. “¡Gracias a Dios! La respuesta es Cristo. Y así aunque con la carne sirvo al pecado, con la mente sirvo a Dios.(3)
Con la única mente es como me alineo con el Espíritu. Los pensamientos son los que conforman el sentir. Por eso Pablo recomienda que sólo alberguemos imágenes de lo bueno para experimentar el bien.
 La respuesta es Cristo”.
Ceder a la Palabra...
Aceptar como lo único “real” el pensar de la Mente  nos hará sentir “aquí”  el Amor, Dios.

Lo que por sentencia divina,  irremediablemente, sentiremos cuando despertemos al único y eterno Día.
(1) 1 Corintios 2:9  (2) Romanos 7:24  (3)Romanos 7:25.

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