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jueves, 29 de junio de 2017

NADA ES INSIGNIFICANTE


Ni poco, ni escaso...
Todo es mucho, abundante y dotado de pleno significado.
Todo lo que vemos es signo, señal, de lo infinito.
Nunca podemos declararnos indigentes, faltos del bien necesario.
Porque siempre tenemos un algo que, independiente de su medida, manifiesta el ámbito perfecto de las ideas.
Poco importa el tamaño de la llave, si abre la puerta.
Lo que perciben los sentidos es puente para la Casa del Padre donde nunca hay carencia.
Por eso nunca menospreciemos lo que vemos. Nada es insignificante.
Como nos lo enseña el relato de Eliseo y la viuda. A diario me nutre de inspiración.
¡Cuánto vacío puede rellenar una botella de aceite!
Cuando las sugestiones de ruina económica, física o de cualquier clase amenazan, el Glosario de Mary Baker Eddy aporta liberación.
Ella traduce:
Aceite: consagración, caridad, dulzura, oración, inspiración celestial.
(Ciencia y Salud 592:25)
Con todo esto se pueden colmar todos los vacíos. No sólo el nuestro sino el de todos nuestros vecinos.
El metafísico, el que obedece la profecía, sabe que esas son las armas para disolver todas las dolorosas apariencias de mal.
¡Qué poder el de la dulzura!
¡Qué poderosas palancas son la oración y la inspiración divina!
¡Qué seguro triunfo el del amor!
Vivir entregado a ello, es decir, consagrado, es la llave del éxito cierto.
Nada más necesitamos. Aunque nuestro "aceite" nos parezca escaso para tanto problema.
Si descubrimos que lo visible -grande o pequeño- sólo es signo del infinito invisible, lo daremos sin miedo a perder. Porque comprendemos que en nuestra botellita de aceite (de nuestra oración amorosa e inspirada) siempre habrá para colmar toda necesidad propia y ajena.

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