¿QUIÉN PUEDE HABLAR?

A sus 86 años, Joaquín había pasado dos tercios de los mismos en las cárceles de la monarquía, de la república y de la dictadura franquista. Generoso, sobrio, honrado y adicto a la lectura (en su modesta vivienda era difícil adivinar el color de las paredes, cubiertas todas de libros), parecía más un santo laico que un revolucionario anarquista.
Recuerdo el día que al aceptar mi invitación le acompañé a pronunciar una conferencia en el Colegio Mayor Loyola de  Granada. Al subir al estrado del aula magna, la audiencia, en su mayoría, estudiantes de Derecho y Filosofía explotó en risas. Aparqué la presentación hasta que se hiciera silencio. 
Pero entonces el anciano se levantó. Su pequeña figura parecía haberse agigantado. 
Se quitó la boina campesina, levantó la garrota en la que se apoyaba al andar ,descargó un sonoro golpe... y se hizo el silencio.
Entonces con voz que no necesitaba micrófono nos compartió:
"Era aprendiz de mecánica,  y en la reunión clandestina a la que acudía cada sábado, interrumpí con mi opinión al que estaba hablando. Él se me volvió con una pregunta. "Muchacho, ¿qué has hecho por el país?  "Todavía nada", respondí. "Pues aquí sólo hablan los que hacen y no los que sólo dicen".
Y ahora, más de 70 años después yo os hago la misma pregunta "¿Qué habéis hecho por este país?" Hubo una pausa en la que nadie abrió los labios y continuó "Pues como yo no me he quedado en manosear teorías, sí tengo el derecho de hablar sin que nadie me interrumpa y lo voy a ejercer". 
Y habló sin detenerse por casi dos horas mereciendo el aplauso cerrado de la entregada concurrencia.
Esta madrugada repensando la afirmación de Jesús "el Padre es el único que hace" se me ha desempolvado este recuerdo. 
Y las palabras de Joaquín han fortalecido mi decisión de sólo escuchar a Aquel que habla palabras de Vida porque es el Único que hace.