Lo peor de las contradicciones o del mal en general, no es lo que en sí pretenden ser.
Lo peligroso
es que pueden sacarnos de la realidad.
Su facilidad para entretener conversando inútilmente con la ilegítima imposición.
Ya sea mediante lucha estéril, en clara
desobediencia al "No resistáis al mal" del Maestro.
Ya en resignado y sufrido sometimiento a
las sugestiones.
Cualquier alteración
sobrevenida en el camino, siempre indica la posibilidad de disfrutar la constante
Presencia de la Verdad, la Vida y el Amor.
Por eso, cuando los
sentidos me vendan mentiras como certezas, las traduciré correctamente.
Esas
tentaciones, a las que dar la espalda, sólo son invitaciones a
pausas reconfortantes en la intimidad del Uno.
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