Sin Amor nada soy.
Necesito sentirlo en dimensión infinita. Porque eso es lo que soy.
Es una sed nunca saciada, mi compañera de siempre.
Y al ignorar al Uno, me agoto casi día tras día, con la agitada búsqueda de gotas sucedáneas que el tiempo acaba disolviendo.
Y no obstante continuo su persecución sin pausa alguna.
Cuando todo es mucho más fácil.
En vez de escudriñar fuera, dejarme que en el silencio, la Vida me abrace dentro y quede ya quieto sabiendo que estoy lleno y rebosando para todos.
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