“…todo lo que realmente existe está en Dios y
es de Dios, y manifiesta Su amor.” Declara Mary Baker Eddy en su
libro “Ciencia y Salud con clave de las Escrituras”.
De donde se deduce que la
señal para distinguir el trigo de la existencia y la cizaña de la nada, es percibir
la continua manifestación de esa clase de amor infinito, que llamamos Amor.
Y
así en cada situación, cualquiera puede discernir con certeza meridiana si está
despierto o en el paréntesis de un sueño.
La piedra de toque para saber que no
caminamos sonámbulos, es sentirnos amados
y amando.
Es decir, trascendiendo las limitaciones “propias” y ajenas, y
reconociéndonos sólo en Dios y de Dios.
La vida auténtica es ser consciente que
Todo es Amor, aquí y ahora.
Pero si esto no se percibe tampoco hay que
desesperar.
Ya que la ausencia de ese Amor, sólo es una ilusión hipnótica que
se disuelve con reconocer, incluso antes de experimentarlo, que el Amor o Plenitud
del Bien es lo único real.
Porque como repetía aquella inspirada
conferenciante, Dorothy Rieke “Sólo cosas maravillosas están sucediendo”.
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Quien desee una copia de la conferencia de Dorothy Rieke, CSB "Solo cosas maravillosas están sucediendo" puede escribirme.
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