Como cuenta *la parábola de León Felipe* que impactó mi juventud, al hombre se le entregó la Buena noticia, la Palabra.
Y no sabiendo qué hacer con ella, le construyó primero un arca, y luego un templo para que allí estuviera bien segura, quieta y en tranquilidad.
Pienso que así se inventó la religión.
Pero el templo con la palabra viva presa en su interior, comenzó a crecer y a crecer y acabó engullendo al mundo.
Más tarde llegó otro hombre y habló en consonancia con lo que se lee en Apocalipsis "Tomó la Palabra -el libro- y se la comió."
Para que sólo el hombre sea el arca y el templo, termina el poeta.
Pero repensando el poema descubro una práctica y buena noticia.
Como la Palabra aun después de masticada y comida sigue viva y en continuo desarrollo, al alimentarnos verdaderamente con ella ("No sólo de pan..." Mateo 4:4 ) crecemos y crecemos hasta llegar "a la estatura de la plenitud de Cristo" (Efesios 4:13).
Porque la Palabra no es para ser reverenciada sino para llegar a ser ella.
sábado, 21 de enero de 2017
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