NUESTRO DERECHO DIVINO

Nunca ha ocurrido lo que no tiene al Bien infinito por autor.
Darle existencia al mal ya sea en el pasado o en el presente, o temer que suceda en el futuro, es movernos en mentirosa e inútil fantasía.
He de dejar de lamentarme de lo sucedido ayer.  No hay que rumiar lo que son eslabones de un largo pasado de mal.Y siempre que se le etiqueta  de crónico se le viste de imposible. 
Sólo el ahora es el punto tangente donde lo humano se une con lo divino. 
Y por tanto, ese instante que es el presente sólo puede estar colmado de bien. 
Y así lo descubriré si lo contemplo con ojos limpios de lágrimas y temerosa preocupación. 
Tenemos que apoyarnos sólo en la Verdad, que nos reconoce únicamente como el reflejo de todo lo bueno y perfecto. 
Nunca soy el yo con el que la tentación me identifica. 
Paladeemos esta bendita realidad hasta que desaparezca el amargor de la mentira que pretende confundirme. 
Y caminemos felices. Es nuestro derecho divino.