Ayer, un estudiante
de metafísica cristiana solicitó mi ayuda.
Y me pidió mantenerme en una
de estas dos posiciones:
O establecido en la Verdad,
O, si no podía permanecer en este estado
absoluto, al menos, me dedicara a afirmar y negar.
Terminada la llamada quedé largo tiempo en
silenciosa escucha.
Hasta que sentí que en realidad no había
dos caminos.
Nunca puede haber dos. Todo es siempre
UNO.
Y para abordar una sugestión de mal, siempre la
mejor negación es la afirmación comprendida, hecha vida.
Después recordé “...comprenderlo a Él correctamente restaura la armonía.” 1
Porque no se trata de vencer la nada (combatir una "inexistencia" sería un absurdo), sino de experimentar y disfrutar el Ser.
Es lo que nos hace firme para afirmar.
A mí siempre me aclara más el sí que el
no.
Prefiero la afirmación a la negación.
Por eso me ayuda más “Pensad solo lo semejante a
Dios” que “No permitáis que nada sino Su semejanza more
en vuestro pensamiento” 2
Me queda más claro.
Porque no se trata de ver como
la oscuridad disminuye, sino como la claridad aumenta.
Puede parecer lo mismo pero no
lo es.
1 Ciencia y Salud 390:9-10 2 Ibidem 495:18-20
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