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lunes, 3 de julio de 2017

CUANDO PIENSO EN MÍ, PIENSO EN TI


Cuando pienso en mí, pienso en Ti.
Y cuando pienso en Ti, pienso en mí.
Parece una declaración de amor.
Y lo es. Porque así, desde la comprensión, se de-clara al Ser.
Aparece más "claro", más nítido.
Y el Ser es el Amor que mantiene inmutable al único UNO.
Y Su reflexión correcta es el hombre.
Contemplar a ese hombre, es ver al Padre. Al que también es Madre.
Y como le sucede al en-amorado (el consciente  siempre de estar en el Amor), todo le habla del que ama.
Y todo, cada idea, aunque se perciba limitada, en este paréntesis de la eternidad que es el tiempo, mantiene constante Su Presencia. No importa si el escenario parece cubierto de sombras.

Sólo cuando pienso en Ti, soy yo.
Sólo cuando sé de Ti, me reconozco.
Tenerte presente no es evadirme, sino sentir la realidad.
Ese es el deseo fuerte y tranquilo que hay en mí. Como el árbol que ahora es enorme siempre estuvo  pequeño en la dormida semilla.
Por eso descanso en mullida paciencia a la espera del desplegar del que Es Todo. Apoyado en la convicción de lo que comprendo, es decir, de lo que reconozco como propio. Eso es lo que apoya con sólida certeza la esperanza y va disolviendo los velos.


Y continuo pensando en Ti cuando pienso en mí.
Sabiendo que cuando pienso en mí nunca puedo dejar de pensar en Ti.
Porque la Gran Noticia es que sólo es y somos UNO.

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