Algún
tiempo frecuenté los escritos de Khalil Gibran. Y como cosecha de
recuerdos, acude hoy a mi memoria uno de sus relatos. El poeta libanés
lo tituló “El rey sabio”. Se cuenta allí el enloquecimiento de una
población al beber de su único manantial previamente emponzoñado por un
enemigo. Al principio sólo el rey y su chambelán se abstienen de esa
agua. Sólo ellos conservan la cordura. Pero al fin también beben. Evitan
así el ser destronados. Sus súbditos comenzaban ya a acusarles de locos
ineptos para el gobierno..
La historia me hace reflexionar..
También la presente humanidad
parece haber bebido de esa agua que hace habitar lejos de la realidad
natural. Es sentirse en una dimensión imaginaria, fuera del Paraíso de
lo razonable. Aquí el líquido envenenado es como la fruta sugerida por
la serpiente tentadora. Génesis 3:1-6.
Los humanos ya no son conscientes
del “universo” de la Verdad sino de lo “diverso” del error. La droga
suministrada nos ha cambiado el centro. Ya no es el Uno sino la
división, la dualidad. Y así todo se percibe como “descentrado”, a años
luz de la armonía. Quien ha de gobernar debe abstenerse de ese líquido
y de sus consecuencias hipnóticas. Y esa es la misión del hombre. Ha
sido creado para regir el universo. (Génesis 1:28) .
Pero si se permanece fiel a la
realidad, la confrontación con el mundo se convierte en ineludible.
Entonces, el apego al poder, aunque esté desprovisto de su auténtica
finalidad (establecer en la felicidad), empuja a apurar la copa del
engaño. Ya es demencial síntoma, oponer tanta resistencia a sentirse
exiliado de este territorio de locos. Resistir a la ilusión y aferrarse
a la bondadosa y única visión del principio es la solución.(Ciencia y Salud 495:17).
Cuando recuerdo al “rey sabio” y a
su chambelán, se me agiganta la figura del maestro de Nazaret. La
sabiduría de este mundo es aceptar los pensamientos mayoritarios aunque
sean disparatados. La del Cristo, practicada por Jesús, es la única e
infinita bondad del Todo. Una visión que permanece perfectamente
armoniosa sin inicio ni fin. Sólo el mantenerse en la eterna enseñanza
del primer capítulo del Génesis (versículo 31),
ayuno de aguas empantanadas, puede despertar a la humanidad de su loco
sueño y negra pesadilla. Ciencia y Salud 476:34-7 Hoy
el mundo intenta aplacar su sed. Pero sólo bebe de manantiales
contaminados que nunca sacian. Y como la samaritana del pozo claman sin
saberlo por el agua viva. Juan 4:15. .
Individuos no hipnotizados, como
Jesús, se hacen imprescindibles. Hombres y mujeres que ni acepten como
buena la sabiduría del “rey” de Khalil Gibran, ni vean lo sugerido por
el líquido envenenado. ¿Ha pasado ese tiempo? ¿Nos encontramos en la era
de los “reyes sabios”? ¿Nos vemos abocados a llamar normal a lo que es
locura? ¿Tenemos que soportar como nuestra natural herencia al mal en
todas sus diversas variantes?
¡No! Y hay que gritar alegres y sin dudas esta negación. Porque todos -sin excepción alguna- somos esos hombres plenos de perfección. Otros diferentes nunca fueron creados. .
¡No! Y hay que gritar alegres y sin dudas esta negación. Porque todos -sin excepción alguna- somos esos hombres plenos de perfección. Otros diferentes nunca fueron creados. .
Como a regidores de la creación se
nos dotó de todo lo necesario para cumplir con nuestra alta misión. Ni
nunca el agua envenenada nos tocó, y es la fuente de la misma Vida la
que nos fortalece para un combate ya ganado.
Y lo más importante: la ilusión no
nos puede hipnotizar porque sólo tenemos una sola Mente para contemplar
la armoniosa realidad.
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