Siempre que pienso en el error como una amenaza o un objetivo a combatir y destruir, perpetuo la ilusión y sus efectos.
¿Qué hacer entonces?
Enfocarme en el Bien exclusivamente.
¿Es esto hacer el avestruz?
En absoluto, si en la conciencia reduzco el error a su nada.
¿Cómo?
Mediante la firme convicción que sólo es el UNO.
Y todo esto, con independencia de que se haya disuelto o no el espejismo.
Porque lo importante es saber con la mayor claridad posible que esas "evidencias" sólo existen en la percepción equivocada de los llamados sentidos físicos.
viernes, 28 de julio de 2017
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