En
nuestra marcha hacia la Luz reclamamos con frecuencia apoyos, certezas,
agujas imantadas que señalen "Nortes" y eviten rodeos confusos, vuelta
atrás, caminatas desalentadas.
Hay nubes que en caprichosa
oportunidad ocultan la tibia claridad que permite nuestra andadura.
Entonces nos detenemos y replanteamos nuestra aventura. ¿Nos dirigimos a
una Utopía inexistente? ¿Acaso nuestra búsqueda de sentido no será un
tremendo “sinsentido”?
Muchos peregrinos han
experimentado esa noche del sentir. Han hurgado en la oscuridad la
caricia cierta de Dios sin éxito. Porque Él no está en las tinieblas.
Entonces, ¿cómo proceder? ¿Qué es lo que necesitamos?
Y en nuestro auxilio
responde una brisa alentadora. Toda necesidad ya está cubierta. Y
eso calma. Y la pacífica quietud es siempre la antesala de la ayuda.
El quehacer diario que
llamamos vida se ha de sustentar en una verdad tan evidente como es una
experiencia. No bastan los argumentos lógicos o los razonamientos.
Hace falta una solidez
roqueña donde fundamentar la construcción del edificio de la existencia.
Jesús dirá que esa roca es
lo dado por el Padre a Pedro. Aunque el pescador, más tarde, y en
momentos decisivos, desechara ese apoyo.
¿Qué fue lo revelado? Que
el hacer y decir de Jesús es la forma práctica de vivir según el Cristo.
Que el Maestro está de tal manera en la Verdad, que es el Camino.
No es la recuperación de su
suegra enfebrecida, ni el testimonio de otras muchas curaciones, lo que
empuja al discípulo galileo a su famosa confesión en Cesárea, como si
fuera obligada conclusión.
A diario somos testigos
inconscientes de las maravillas que conforman “la gloria de Dios”. Y eso
no basta para sentirnos en sendero firme y con segura orientación.
Es preciso algo más mucho
más importante:
El reconocer que la
totalidad del Bien y sus imperiosas consecuencias son la Verdad única y
absoluta. Y no por un proceso mental cualquiera, sino desde la luminosa
comprensión de la Mente.
Porque nada se puede sin
Dios, y Todo sólo con Él.
Esta es la gracia por
excelencia: Sentir la prueba incontestable de la Verdad desde la única
Mente.
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