-¿Te
has enterado? A Felipe Gómez se le rebeló Arturo, su protagonista.
Pensaba enviarlo a Barcelona para que conociera a Casilda, pero le ha
dicho que “nones”. El muy arrogante dice que esa amante no le gusta y se
ha ido con Elisa.
-Pero,
¿cómo es posible? Si este ejemplo cunde será “la rebelión de los
personajes”. ¡Será un caos!
¿Diálogo
de ciencia ficción? ¿Porque es imposible que las creaciones literarias
se independicen de sus autores? Arturo, Casilda, Elisa… son ideas de
Felipe. Él las ha concebido. Ha diseñado un territorio para sus
andanzas. Los ha dotado de las cualidades que él conoce. Ha pensado para
ellos una existencia coherente y feliz. Y ahora… ¡“lo ideado” se desliga
de quien los “imaginó”!
Esto sólo
puede ocurrir en un sueño. Jamás una creación es autónoma ni se sale de
las leyes que la rigen. Las ideas siempre son obedientes a la Mente que
las concibe.
Sin
embargo, lo que se confiesa como fantasía calenturienta, imposible de
ser jamás, es creída a pie juntilla cuando se considera la llamada
existencia humana como independiente o incluso enfrentada a su Creador.
Se impone
recuperar una lógica nunca perdida ya que es una de las cualidades dadas
al hombre.
Hay que
ser consciente que, aparte elucubraciones ilusorias, nuestra existencia
ya está ideada y nuestro desarrollo no está a merced de vientos
caprichosos. El guión de nuestro quehacer ya está escrito desde la
eternidad por el más maravilloso y único pensador.
Es la
historia más feliz que se puede pensar. Nada ni nadie la puede cambiar.
La voluntad del Autor no tiene opositor.
E incluso
desde su sabia objetividad ya la ha calificado con la excelencia.
¡Y vio que todo era bueno
en gran manera!
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