Soy perfecto.
Pero serlo no es mi responsabilidad.
Esa realidad es Dios quién la sostiene.
Solo tengo que creerlo.
Es decir, aceptarlo simplemente.
Y permitir, (no impedir), que se manifieste.
Y de ese modo abrirme confiado y sin dudar a ver todo bueno, y siempre.
Y saldré del sueño y bañaré la mirada en maravillas.
Esa fe, ya va incluida de serie en la perfección.
Por lo que al comenzar cualquier acción sólo he de reconocer que puedo hacerlo con Quién es mi fuerza. Mi Todo y mi Mente.
lunes, 31 de julio de 2017
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