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viernes, 31 de marzo de 2017

SERÁS MI BOCA


Muchas veces al recibir una llamada desesperada he envidiado sanamente al maestro Jesús.
El decía con autoridad: “¡Niña! ¡Levántate! "(Marcos 5:41-42) Y la que yacía rígida y sin latido se  abrazaba a sus padres en un estallido de alegría y vida.
La palabra de Jesús era tan operativa como la que resuena en la primera página del Génesis.
“¡Hágase la Luz!"(Génesis 1:3 Y la oscuridad huía sin dejar ni una sombra como huella.
Jesús advirtió que sólo hacía lo que veía hacer al Padre. También añadió que su sanadora actividad estaba a nuestro alcance siempre que siguiéramos sus pasos. Incluso  cosas mayores podríamos realizar.
Mary Baker Eddy lo recuerda con abundancia en sus escritos y con sus curaciones.
Debemos mejorar nuestros tratamientos. La compasión lo exige. Constituye hoy la garantía del mensaje del Cristo.
Un querido practicista me repetía en mis primeros pasos por este camino: “Al error, háblele con autoridad. Ni suplique, ni pida. Le manda con autoridad.”
¿Y cómo hacerlo? 
-“Revístase del Cristo”.
Entonces no entendía mucho.
Sólo ahora, después de algún tiempo, creo haber encontrado una respuesta práctica en estos versículos de Jeremías.
 Si te conviertes, yo te restauraré y estarás delante de mí; y si separas lo precioso de lo vil, serás como mi boca. ¡Conviértanse ellos a ti, mas tú no te conviertas a ellos!" (Jeremías 15:19)
Todo un tesoro de inspiración en esta cita bíblica.
Porque la profecía asegura que sí puedo ser la boca del Todopoderoso, del Amor, de Aquel que es la Vida y el Principio de Todo.
En definitiva, podré hablar palabras de autoridad.
Para ello hay como tres condiciones.
La primera es volverse a Dios. Todo lo demás ha de quedar a la espalda. Ya sean problemas, preocupaciones, dudas, debilidad, miseria o enfermedad han de ser puestos al margen.
Entonces me sentiré un hombre nuevo. O lo que es lo mismo: dejaré atrás al hombre viejo o mortal que equivocadamente creo ser.
Y mi identidad verdadera, como imagen y semejanza divina, será restaurada. Y permaneceré ante Dios. Será lo único a tener en cuenta. Sólo ser consciente de Él y de su manifestación infinita.(Ciencia y Salud 468:11-12)
La segunda es hacer uso de la Ciencia Cristiana separando lo verdadero de lo irreal.(Ciencia y Salud: 446:28-29)  Se trata de usar el aventador del que habla el Glosario de Ciencia y Salud al definir el término AVENTADOR. Lo que separa a la fábula de la realidad; lo que da acción al pensamiento.(Ciencia y Salud 586:8-9)
No puedo considerar como igualmente verdadero a lo bueno y a lo malo. No puedo prestarle atención al mal en sus diferentes apariencias. Sólo el Bien es real.
Estoy seguro que es a eso a lo que se referiría mi practicista con su recomendación de “revestirse del Cristo”.
Es mucho más que un colocarse por fuera una vestidura sagrada. Se trata de “ser uno” con ese reflejo perfecto de la Mente divina que es el Cristo. No tener otro sentir.(Filipenses 2:5)
El profeta añade una nueva condición. No podemos ser convencidos por el error. Sino que la falsa sugestión que el mundo llama realidad debe desaparecer al ser enfrentada a la Verdad declarada  “con oportunidad o sin ella”.(2ª Timoteo 4:2). Es decir, siempre.
Agradezco al profeta su claridad. Porque si  me atengo a su recomendación, seré la boca de Dios.
Así podré llevar la luz al caos y sentenciar luego que el universo es bueno, que “Todo está Bien."(Himno 350 del Himnario de la Ciencia Cristiana.)
          

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