La Biblia insiste en muchas de sus páginas que ver el
rostro de Dios trae LA SALUD, LA salvación.
Por eso no extraña que Felipe, el estudiante preguntón
de Jesús, le pida: “Muéstranos al Padre”.
El Padre está. No habita en la lejanía. En realidad, “es
lo único que es”.
Pero, ¿cómo ver a Dios con los limitados y engañosos
sentidos físicos?
La pretensión de Felipe parece imposible, pero nos ha
dejado una iluminadora respuesta.
Jesús le explica:
Quien ve al hombre gobernado por el Cristo, la Verdad divina, descubre
el rostro del Padre, y a la vez, consigue despertar a su semejanza.
Porque esa es la salvación y la solución a todo problema: ser consciente
de lo que somos, al contemplar y reflejar el rostro de Dios. (1)
¡Qué buena noticia! Y ¡qué sagrada responsabilidad! Si
nos dejamos gobernar por la Verdad nos convertimos en faros de luz y
salvación PARA NUESTRO ENTORNO.
Y la falsa responsabilidad no nos debe ni puede frenar.
En el mundo de lo real, es imposible ser gobernado por otra instancia.
Sólo Dios es la Guía y el Poder. Ser consciente de esto último nos hace
ceder a la influencia siempre creciente del Cristo.
Y hay algo más que se desprende de
la respuesta del Maestro. Descubrir el rostro del Padre en cada cual es
lo único necesario para despertarlos a su perfecta identidad, y resolver
de paso el cúmulo de problemas sufridos en el sueño. Descubrir la imagen
de Dios en todo ser humano es lo que salva al mundo. ES el núcleo
del trabajo redentor del Maestro. (2)
(1) Juan 14:8-14
(2) Ciencia y salud 476: 34-4
"Jesús
veía en la Ciencia al hombre perfecto, que aparecía a él
donde el
hombre mortal y pecador aparece a los mortales. En ese hombre perfecto
el Salvador veía la semejanza misma de Dios, y esa manera correcta de
ver al hombre sanaba a los enfermos."
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