Como en un
continuo esfuerzo por hacerse oir.
En mi experiencia, el
universo de las tecnologías siempre me han servido de espacio receptor de
elevados e importantes mensajes.
En forma de analogías. (Refresco el significado: "Relación de semejanza entre cosas distintas.")
En una ocasión intentaba "bajarme" unos drivers, muy necesarios para mi laptop.
Empleé horas y horas. Y sólo coseché un ininterrumpido fracaso.
Hasta descubrir el por qué.
Ese pequeño programita imprescindible para que mi dispositivo operara correctamente ya estaba en el mismo.
Sólo necesitaba activarlo.
No me había funcionado por algo tan absurdo como demandar lo que ya venía "instalado de fábrica".
Y recordé unas palabras que siempre me habían resultado enigmáticas:
"Porque a cualquiera que tiene, se le dará más, y tendrá en abundancia; pero a cualquiera que no tiene, aun lo que tiene se le quitará". (Mateo 13:12)
Creer que carezco de lo adecuado para ser perfecto es lo que me impide avanzar.
No ser consciente del Amor y Su manifestación infinita, en la que en realidad siempre estoy incluido, es la forma más tonta de despojarme de la felicidad.
No se trata de implorar una y otra vez desde un sentimiento de desgraciado, una parcelita de bien.
Estar fuera de la conciencia de la armoniosa realidad es el único impedimento.
Pero una vez que lo sé, sólo necesito reconocerme como el Amor me reconoce.
Como la imagen perfecta del Bien infinito y eterno.
0 comentarios:
Publicar un comentario