Ceder a la autocondena es totalmente improductivo.
Machacarme con "No soy capaz de mantenerme en la Verdad" no conduce a ningún sitio.
Y "Aunque otros consigan pensar bien, para mí es imposible" continúa siendo una forma muy tonta de perder el tiempo.
Pero también lo puedo aprovechar.
Para darme cuenta que sigo contemplando y evaluando lo que no es.
A un "yo" inexistente, que intenta sobrevivir aunque sea aferrándose a la tabla de los fracasos.
Hoy debo detener ese mirar hacia fuera.
Y romper con este absurdo narcisismo encubierto de mi okupa.
Ahora me detengo agradecido ante Dios y Su idea perfecta que soy.
Hasta que las lágrimas de alegría rieguen mi rostro de Vida y me enraícen en la auténtica y bella realidad.
domingo, 5 de marzo de 2017
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