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domingo, 19 de marzo de 2017

NADA ES DIFÍCIL, SINO INHABITUAL


Nada bueno es difícil. Esa palabra se asemeja a "imposible". Y todo lo bueno es posible. Porque para Dios, el único auténtico protagonista de todo, no hay barreras que impidan su benéfica acción.
El término "fácil" significa factible, algo que se puede hacer. Y siendo Dios el único creador, sólo hace lo que es bueno. El Bien es todo, luego todo es fácil.
Sólo es difícil el mal, o la forma equivocada de intentar el bien.
Dios hace todo con facilidad. Así las cosas son como han sido hechas: fáciles.
Pero eso no concuerda con la experiencia de muchos. El sudor, el fracaso, el abandono de la empresa, el sufrimiento... se convierten en la compañía de muchos intentos. Recuerda la maldición bíblica "Con el sudor de tu rostro comerás el pan ..."(GÉNESIS 3, 19 ) Pero nunca hubo tal sentencia. La creación divina no puede ser condenada. Siempre es buena. La visión de Dios no tiene fecha de caducidad. Vio todo bueno (fácil) "siempre", porque no hay ayer ni mañana, sino un eterno hoy. En este instante todo es bueno y natural.
¿Qué sucede? Que nada existente o que pueda ser, es difícil. Sólo es INHABITUAL. Es decir, algo a lo que no estamos acostumbrados en la actualidad del tiempo. "No estamos acostumbrados a lo real, a lo bueno, a lo armonioso, a lo natural, a lo fácil", a lo que en definitiva ES.
Hay que familiarizarse con el universo divino, con la Realidad, con lo que en Verdad es. No vivir en un mundo "fantasmal". Regresar una y otra vez a la vivencia de la Armonía, a la conciencia del Bien que nos envuelve, "donde nos movemos, vivimos y tenemos nuestro ser" (HECHOS, 17,28).
Se abandona la espiritualización del pensamiento por difícil y agotador. Transitar por los caminos del Señor se nos hace "cuesta arriba", por encima de nuestras posibilidades. Y eso no es así.
Hay que desterrar la palabra difícil, impedir que califique algo que es bueno, que es real. Sólo es di-fícil (no factible) el mal. Porque nadie puede hacer lo contrario a Dios.
Todo es fácil, aunque en el tiempo quizás sea inhabitual. Con erróneas creencias hemos establecido barreras que pretenden hacer difícil el bien. Se ha convertido lo bueno en algo no "factible", en imposible.
Pondré un ejemplo. Hay quienes en algún momento sienten la llamada a actuar como "practicistas". Pero lo consideran como algo muy difícil y acallan la invitación que les hace la Vida. ¿Por qué?
Creen que ser practicista es "trabajar para Dios". Interpretan así las palabras de Jesús "Tengo que ocuparme de los negocios de mi Padre" (LUCAS, 2:49). Y lo ven difícil.
Puede que en algún momento vuelvan a acariciar ese proyecto de existencia, al pensar que no se trata de hacerlo en solitario, sino que sólo es "trabajar con Dios". Pero aún así, casi nunca se sienten preparados para "hacer su parte". El peso de una enorme responsabilidad paralizan sus pasos.
Sin embargo todo es mucho más sencillo. En la Realidad no somos "autores", sólo "imágenes" del único Autor. No se trata de "trabajar para Dios", ni siquiera "trabajar con Dios". Es simplemente "MIRAR COMO DIOS TRABAJA", reflejar Su acción.
Y así con todo.
Tenemos que habituarnos a mirar en la dirección correcta. Y todo lo bueno será fácil, porque todo el Bien es lo único posible.
Nada es difícil, sino sólo inhabitual.


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