Tu correo contiene
preocupaciones que muchos comparten a menudo.
Dices
que quieres orar por tu amiga, pero que estás confundido.
Porque ella no comparte tu
camino espiritual y así la cita que envié no le ayudará.
Pero nunca hay situación
material que cambiar. Ni tampoco se necesita que todos caminen por
"nuestro" sendero. En verdad, todos estamos ya en el mismo lugar, en la
Mente infinita.
No hay más.
El párrafo que te copie me
resume “el qué hacer” según la Ciencia Cristiana.
Comienza con “Cuando
la ilusión de enfermedad o pecado os tiente aferraos a Dios y a su idea
(Ciencia y Salud 495:17-29).
Creo que no es tu amiga la
única tentada. También lo soy yo cuando alguien o algo consigue
preocuparme.
Hace algún tiempo entendí
que sólo tengo un “paciente”: Yo mismo.
El escalofrío del miedo me
avisa cuando abandono el terreno de la realidad. El tiritar del corazón
me indica que he entrado en la ilusión.
No puedo separar mi mirada
de la perfección infinita. La única residente en lo real.
Y la victoria se
manifestará.
¿Cuándo?
Una vez que el miedo y la
duda sean expulsados al aceptar nada más que la Verdad.
Cuando reconozca con
convicción la eterna y universal armonía.
“El reconocimiento de la
vida armoniosa —como lo es la Vida eternamente— puede destruir cualquier
concepto doloroso o creencia acerca de lo que la Vida no es.”
Cuando se haya disuelto en
la conciencia ese equivocado pensamiento, esa duda y ese temor... la
mente mortal que nos tentaba, a ti, a tu amiga y a mí se habrá disuelto
para todos.
Esta
disolución es exclusivo efecto de la Verdad. El hombre sólo cede a esa
luz que prueba la inexistencia de la oscuridad.
Si te dejas iluminar lo
bastante, esa luz también la iluminará a ella.
0 comentarios:
Publicar un comentario