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jueves, 9 de marzo de 2017

AYUDANDO EL OTRO


Tu correo contiene preocupaciones que muchos comparten a menudo.
Dices que quieres orar por tu amiga, pero que estás confundido.
Porque ella no comparte tu camino espiritual y así la cita que envié no le ayudará.
Pero nunca hay situación material que cambiar. Ni tampoco se necesita que todos caminen por "nuestro" sendero. En verdad, todos estamos ya en el mismo lugar, en la Mente infinita.
No hay más.
El párrafo que te copie me resume “el qué hacer” según la Ciencia Cristiana.
Comienza con “Cuando la ilusión de enfermedad o pecado os tiente aferraos a Dios y a su idea (Ciencia y Salud 495:17-29).
Creo que no es tu amiga la única tentada. También lo soy yo cuando alguien o algo consigue preocuparme.
Hace algún tiempo entendí que sólo tengo un “paciente”: Yo mismo.
El escalofrío del miedo me avisa cuando abandono el terreno de la realidad. El tiritar del corazón me indica que he entrado en la ilusión.
No puedo separar mi mirada de la perfección infinita. La única residente en lo real.
Y la victoria se manifestará.
¿Cuándo?
Una vez que el miedo y la duda sean expulsados al aceptar nada más que la Verdad.
Cuando reconozca con convicción la eterna y universal armonía.
El reconocimiento de la vida armoniosa —como lo es la Vida eternamente— puede destruir cualquier concepto doloroso o creencia acerca de lo que la Vida no es.”
Cuando se haya disuelto en la conciencia ese equivocado pensamiento, esa duda y ese temor... la mente mortal que nos tentaba, a ti, a tu amiga y a mí se habrá disuelto para todos.
Esta disolución es exclusivo efecto de la Verdad. El hombre sólo cede a esa luz que prueba la inexistencia de la oscuridad.
Si te dejas iluminar lo bastante, esa luz también la iluminará a ella.

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