Anoche actualicé mi perfil en una red social.
La foto era de hace unos años.
Ante los cambios registrados en mi aspecto me pregunto: ¿Quién construye mi cuerpo? ¿Refleja la armonía y plenitud de Dios? La negación como respuesta es obvia.
La foto era de hace unos años.
Ante los cambios registrados en mi aspecto me pregunto: ¿Quién construye mi cuerpo? ¿Refleja la armonía y plenitud de Dios? La negación como respuesta es obvia.
La espiritualidad no es una actitud abstracta y evasiva.
La piedra de toque del actuar metafísico es lo demostrado en este plano.
Si somos reflejos -y esa es nuestra identidad real- tenemos que reflejar de modo que se intuya fácilmente lo que es.
Sin establecerse sólida y “para siempre” en la Verdad, dejamos casi todo al dominio de esa caricatura de mente, a las leyes del tiempo y demás condicionantes materiales.
Por eso esta mañana someto todo lo “mío”, incluido la imagen del único Cuerpo, al Principio del Amor.
Para al amparo del Altísimo (Salmo 91), mostrar con claridad que nada está sometido a desgaste ni decadencia.
Y que Todo es Mente infinita y su manifestación infinita. (Ciencia y Salud 468)
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