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viernes, 16 de junio de 2017

UNGIR CON ACEITE


“¿Está alguno enfermo entre vosotros? Llame a los ancianos de la iglesia, y oren por él, ungiéndole con aceite en el nombre del Señor. Y la oración de fe salvará al enfermo, y el Señor lo levantará”(Santiago 5:14, 15).
Este antiguo texto siempre me ha parecido una respuesta al mandato de Jesús a sus estudiantes: “Sanad a los enfermos, resucitad a los muertos…”(Mateo 10:8)
Pero siempre me rondaron dos cuestiones a las que a su tiempo fui encontrando explicación.
La primera se refiere a aquellos que han de orar para que el enfermo encuentre “solución”. ¿Han de ser personas entradas en años? ¿Un funcionario eclesiástico especial?...
“Anciano” no es un calificativo limitado a la vejez. Más bien se refiere al que va delante del resto. Ya sea en años, dignidad, autoridad o experiencia…
La partícula “anti” que al pasar al castellano se convertirá en “anci”, denota esa característica de “precedencia”. Y la terminación “ano” nada tiene que ver con “años” sino que es el sufijo propio de muchos adjetivos latinos.
Un anciano es alguien que puede ejercer un liderazgo oficial o práctico en razón de su sabiduría.
Entonces, podríamos leer: “Si hay algún enfermo entre vosotros llamad al experimentado en orar, es decir, en escuchar la Palabra de Dios: “Todo está bien”.(Traducción libre de Génesis 1:25 y 31.
Pero el segundo interrogante me resultó más misterioso.
“Ungiéndolo con aceite en el nombre del Señor”.
¿Tiene el “aceite”, en cuanto elemento material, propiedades medicinales? No iba eso en contra de la práctica del Maestro.
Y una cita de Ciencia y Salud me despejó la incógnita.
“Jesús veía en la Ciencia al hombre perfecto, que aparecía a él donde el hombre mortal y pecador aparece a los mortales. En ese hombre perfecto el Salvador veía la semejanza misma de Dios, y esa manera correcta de ver al hombre sanaba a los enfermos”(Ciencia y Salud 476:34-4).
Jesús, en su visión, ungía al mortal. Lo elevaba a la real condición de ser la imagen de Dios.  Ungir con aceite era el ritual por el que se manifestaba que éste o aquel se constituía en  “rey”. Por esa acción simbólica se declaraba que ese hombre tenía dominio sobre todo, otorgado por el Creador al constituirlo en su imagen y semejanza.
“Ungirlo con aceite en el nombre del señor” es no considerarlo un mortal enfermo, sino el hombre perfecto, certificado como bueno por el mismo Dios.
“Y la oración de fe”… Se trata de escuchar a Dios que sólo habla de bien “porque es muy limpio de ojos para ver el mal”. (Habacuc 1:13)Y creer Su Palabra.
Entonces el hombre se levantará, se elevará sobre toda limitación. Cuando se acepte con fe lo que Dios nos comunica de continuo.
A todo lo expuesto, me aporta mucha luz, el encuentro de la Sra. Eddy con alguien a quien sanó de una profunda y violenta demencia.
Éste dice: “Se acuerda, Sra. Eddy, cuando me senté a sus pies, y usted jugueteó con mi cabello? Yo le pregunté qué estaba haciendo y usted me dijo “Estoy untando tu cabello con aceite”….
Entonces me acordé que cuando él cayó ante mí, yo extendí mi mano para bendecirlo. Le toqué la cabeza y él dijo: “¿Qué está haciendo?” Yo le respondí: “Ungiendo tu cabeza como aceite” Yo me refería a lo que había dicho David: “Él ungió mi cabeza con aceite, para que mi copa esté rebosando”  (Salmo 23:5 Aderezas mesa delante de mí en presencia de mis angustiadores; unges mi cabeza con aceite; mi copa está rebosando.)Yo me refería a la unción de la Verdad…("Una  vida consagrada a la curación cristiana", p. 68. Historia de la Iglesia Documento A10088.)
Mary Baker Eddy, como Jesús, revestía con la túnica inconsútil de la Verdad al que la mente mortal presentaba como un pobre enfermo, .
Y eso es “ungir con aceite”. Algo que sólo se puede hacer después de haber escuchado lo que siempre la Mente nos enseña a todos. (Isaías 54:13 “Todos tus hijos serán enseñados por el Señor”)


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