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jueves, 8 de junio de 2017

EL MENSAJE DE LAS DIEZ VÍRGENES

   
Bodas, Novio, Espera,  Retrasos, Aceite, Noche, Antorcha, Puerta,  Sueño, Despertar, Anuncios. Muchachas solteras...
Son palabras, que después de meditada  lectura, me revolotean como piezas de un puzle singular.
Y comienzo la exégesis ordenando los elementos.
Encuentro unos personajes: el novio y las jóvenes divididas en dos grupos.
Contemplo una acción desarrollada en un tiempo y a propósito de un acontecimiento: la noche y las fiestas de bodas.
Y presencio perplejo el doble desenlace de una puerta abierta como recompensa a una actuación correcta y de otra cerrada como censura de una conducta errada.  
Entrar lleva a las bodas: al  disfrute de la UNIÓN.
Quedarse fuera  indica SEPARACIÓN incluso con ruptura  de comunicación.
¿Cuál es la lección de este relato evangélico?
Todas esperan la llegada del novio. O lo que es lo mismo, según la Ciencia Cristiana: alcanzar la comprensión espiritual; la conciencia pura acerca de la auténtica identidad del hombre como idea espiritual de Dios. (CyS 582:17)
Según el folklore palestino el novio siempre se retrasa por los arduos regateos orientales acerca de la dote de la novia.
Estar en la creencia del tiempo  (límites, en que están comprendidos todos los actos, pensamientos, creencias, opiniones y conocimientos humanos, materia; error ) (CyS 595:17) y con largas e inclementes esperas en la noche (tinieblas; duda; temor) (CyS 592:21) casi siempre lleva  al sopor.
¿Es esa la conducta reprendida? Parece ser que no.  Porque todas dormitaron hasta recibir el anuncio.  Sufrir oscuridades, dudas, temor no constituyen culpa alguna.
Pero para seguir al novio, a la comprensión que llevará a la fiesta de la unión –la única realidad- se necesita claridad. La luz de aquellas antorchas que sólo arden empapadas en aceite (Consagración; amor; dulzura; oración; inspiración celestial. CyS 592:25)
Y ésta es la enseñanza.
Todos esperamos conocer la realidad. No hay que construirla. Es desde siempre.
Pero necesitamos provisión de algo que “se compra gratis” a cualquier hora de la noche más oscura (Cf. Isaías 55:1 Dios da todo gratis.  (En tiempos de Jesús las tiendas no cerraban hasta muy entrada la noche.): el aceite que nos unge de amor y dulzura, (el que al orar abre los oídos a la inspiración celestial). Un aceite que se nos regala,  pero que es intransferible.
Hay quienes se escandalizan del comportamiento de las “vírgenes prudentes”. Pero sucede que este “aceite” no se puede compartir. Es consecuencia de una actividad individual.
Explicar los componentes del agua no calma la sed del peregrino. Y el saciarme yo, no sacia al que está a mi lado. Él también tiene que aceptar que hay agua, abrir la boca y beber.
Para llegar al gozo de la UNIÓN no importa la noche. Sino aceptar el ACEITE iluminador que se nos regala en cada ahora de oración confiada.
-- La sigla CyS corresponde a "Ciencia y Salud con clave de las Escrituras"

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