Como la Tierra se desnuda de la oscuridad de la noche conforme se torna al sol y se viste de colorida claridad al amanecer.
Así, toda confusión, tristeza, duda y desconfianza desaparece.
En la medida que dejo de considerar dificultades, errores, teorías, historias, fracasos, yoes... y me vuelvo totalmente a Dios.
Lo tengo comprobado, después de otros sofisticados y fracasados intentos.
Atender sólo a esa Presencia, que jamás se ausenta y no a mí mismo, es lo que nunca falla y siempre salva.
Es -sin mirar atrás ni un segundo más, establecerse en la luminosa y alegre realidad de la Vida, la Verdad y el Amor.
jueves, 15 de junio de 2017
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
0 comentarios:
Publicar un comentario