No podemos estrenar el día con el pesado acompañamiento de pensamientos ajenos.
Y ya sabemos que los propios, sólo son los divinos.
Por eso es muy importante examinar en un primer momento lo que ocupa nuestra conciencia.
Para que todo lo no coincidente con lo bueno (nota exclusiva de lo divino), sea arrojado fuera sin ninguna género de contemplación.
Ya que el hombre auténtico, al ser exclusivamente -y nada menos- imagen del Bien infinito, sólo puede albergar Sus pensamientos.
Si en nuestra urgente revisión matinal encontramos otros “Tenéis que dominar los pensamientos malos en el primer momento, o ellos os dominarán en el segundo”. (CyS 234:27-29)
Y así, al sentir como Dios, experimentaremos la armoniosa realidad.
De acuerdo a la declaración salomónica: "El hombre será tal como en su interior piensa" (Proverbios 23:7).
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
0 comentarios:
Publicar un comentario