La publicitada crisis
económica empuja a la preocupación cuando no al miedo
o
incluso al pánico paralizador.
Los recursos monetarios
se ven
escasear. Sólo las deudas de las naciones y de los ciudadanos
parecen
crecer día a día.
La gente se pregunta con
angustia ¿Cuánto dinero tengo?
Pero existe un error de
base que ningún economista contempla.
La provisión del hombre ni
depende de los negocios, ni de lo que se tiene en el banco. Tampoco de
las nóminas o las pensiones.
La pregunta correcta sería
esta otra: ¿Cuánto agradecimiento atesoro?
Porque las monedas sólo
son un símbolo de nuestra cuenta de gratitud. ¿Es eso rentable? Acaso
con un “gracias” se alcanza lo que creemos necesitar?
¿Tiene utilidad
“agradecer” cuando apenas hay un par de panes y varios pececillos para
alimentar millares de bocas hambrientas?
Sin embargo “agradecer” es
reconocer la realidad que las sombras del miedo nos están
ocultando. Y la realidad es lo
infinito. "Todo es Mente infinita y su manifestación infinita, porque
Dios es Todo-en-todo"(1)
“Te daré todo lo que ves”
dice
el Padre al patriarca
Abraham.
Y en la práctica
utilizamos sólo
lo que vemos. Ya
sea en luz o en oscuridad. Sólo
disponemos de lo
que reconocen nuestros ojos.
El llanto por su pobreza
cegaba y retrasaba a los nómadas árabes el descubrir el petróleo
enterrado en las "miserables" arenas del desierto.
Porque hace falta ver incluso a
través de las lágrimas que lloran vaciedad y problemas.
Dios recomienda: “Alza tu
mirada”, despégala de las tinieblas que sólo dibujan escasez, miseria o
ruina.
Y Jesús acepta esa guía.
Levanta sus ojos y demuestra abundancia hasta de sobras, donde antes
acampaba la
hambrienta debilidad.
“Todo lo mío es tuyo”
sentencia el Padre de la parábola.
La inestabilidad de las
divisas simula el movimiento de una noria. Lo que ayer subía, hoy se
derrumba. La bolsa internacional se asemeja a un
tiovivo de feria.
Pero nuestra provisión es
Dios. El es
nuestra sustancia y nuestra vida. El valor que nunca se devalúa. Siempre
en alza, en lo alto. Por eso hay que captarlo elevando
el pensar.
Así invierto en lo único
seguro y permanente. El es
nuestro patrimonio invariable.
Porque sigue siendo verdad
eterna que “para los que se apoyan en el Infinito sostenedor, el día de
hoy está lleno de bendiciones”.
(2)
No hay que esperar
al mañana. El hoy
ya está cargado
con todas las
ganancias.
Al creer
en Dios y no en la miseria, aceptamos
la Verdad de la Sustancia y la Vida infinitas
y nos establecemos en la Provisión que es plenitud.
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(1) Ciencia y
Salud, 468:11-12
(2) Ciencia
y Salud, vii:1-2.
1 comentarios:
Refrescante visión de la economía y las finanzas, muchas gracias Don José por tan clara y real aportación.
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