Antes, cuando me consultaban sobre difíciles
relaciones de pareja, siempre daba este consejo:
Romped los clichés.(1)
Me refería a las imágenes que solemos tener de los otros, fijas en el
tiempo, como si nadie pudiera evolucionar. Así intentaba que confiaran
en las posibilidades de evolución, residentes en todo ser vivo, y con
ello mejoraran la convivencia.
Evitaba de este modo que el pasado se convirtiera
en impedimento para avanzar hacia la felicidad. Sólo vivir el presente
contribuye a experimentar lo bueno.
Hoy no diría “Romped los clichés”. Porque
verdadero sólo hay uno. Él elaborado por Dios.
Por eso: “No romped la imagen de nadie”
(Afortunadamente es imposible). Porque es un cliché de Dios. Y cada una
contiene la semejanza divina.
Esa es la que debemos desempolvar.
No tenemos que construirla. Nada de esfuerzos
personales para conseguir esa identidad maravillosa, cambiando defectos
por virtudes, carencias por facultades, necesidades por plenitud.
Nada hay que hacer. Sólo reconocer lo que es y ha
sido, desde toda la eternidad, en la Mente divina. Porque Ella piensa
sus ideas completas, dotadas de infinita perfección.
Como hacemos con las sumas.
Dos veces dos son cuatro. Es algo firmemente
establecido, atemporal e inmaterial.
Y no tengo que elaborar esa operación vez tras vez.
Sólo reconocer lo que nunca cambia: 2+2=4.
Ningún accidente puede afectar al resultado. Ni la
tristeza, ni la crisis, ni la lluvia, ni el viento, ni el tiempo, ni los
avances tecnológicos… Nada puede oponerse, ni invertirlo. La verdad
matemática es testaruda y constante.
Lo mismo sucede con nosotros. Hoy no somos ni
mejores ni peores que ayer ni mañana. Sino siempre perfectos. Sin
deterioro. Sólo nuestra conciencia de lo que ocurre, es la que se
modifica. Conforme admitimos sólo los pensamientos de Dios acerca de
todo.
En la medida que nos reconocemos sin neblinas, el
gozo nos invade.
Así sentimos el efecto del Amor y en consecuencia
lo manifestamos sin celajes en todo nuestro entorno.
De ese modo día a día se hará más evidente el cielo
donde habitamos como “ideas del Amor” entre “ideas del Amor”.
(1)
Tira de película fotográfica revelada, con imágenes negativas.
Plancha clisada, y especialmente la que representa algún grabado.
(Diccionario de la Real Academia Española)
1 comentarios:
Mil gracias por tus escritos Pepe
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