Subscribe:

viernes, 26 de mayo de 2017

HABLARÁN LENGUAS NUEVAS


El relato del evangelista Marcos pone en boca de Jesús, el  anuncio de las señales que acompañarán a los que aceptan la Verdad o Cristo.
Son éstas: “echarán fuera demonios; hablarán nuevas lenguas; tomarán en las manos serpientes, y si bebieren cosa mortífera, no les hará daño; sobre los enfermos pondrán sus manos, y sanarán”. (Marcos 16:17-18)
No se puede afirmar que las diversas instituciones que pretenden apropiarse el mensaje del Maestro la hayan tomado alguna vez muy en serio. Pero entre todas hay una que me parece particularmente marginada. Se trata del “hablar nuevas lenguas”. Confieso que siempre me ha intrigado su significado. Las explicaciones dadas nunca me dejaron completamente satisfecho.
El pasaje de Pentecostés narra como los apóstoles al sentirse gobernados por el Espíritu, se liberan del temor y hacen su proclama a un auditorio multilingüe que le llegan a entender en su propio idioma. Pero no creo que la señal de auténtica fe que es el “hablar nuevas lenguas” se refiera a ese fenómeno de “traducción simultánea”.
Tampoco se trata del don de glosolalia (algo así como la emisión de sonidos ininteligibles en estado de trance o éxtasis) al que se refiere Pablo en la primera carta a Corinto, y no expresando un gran aprecio o valoración del mismo.
Cuando me encuentro con la Ciencia Cristiana descubro simultáneamente el valor y la utilidad de hablar una “nueva lengua”, y comienzo a entender de que se trata.
Para que sanen los enfermos, se sea inmune a serpientes y venenos y se puedan expulsar los espíritus del mal es necesario conocer  y pensar en esa nueva lengua.
En el libro de texto de la Ciencia Cristiana, “Ciencia y Salud con clave de las Escrituras” Mary Baker Eddy escribirá bajo el epígrafe [El lenguaje es inadecuado]: “La dificultad principal para transmitir con exactitud las enseñanzas de la Ciencia divina al pensamiento humano consiste en que, como todos los demás idiomas, el inglés es insuficiente para la expresión de conceptos y proposiciones espirituales, porque uno se ve obligado a usar términos materiales cuando tiene que ver con ideas espirituales. La elucidación de la Ciencia Cristiana se funda en su sentido espiritual, y sus discípulos tienen que obtener ese sentido para comprender el significado de esa Ciencia. De ese estado de cosas surgió la profecía acerca de los apóstoles cristianos: Hablarán nuevas lenguas" (Ciencia y Salud 349:13-24)
Pero para hablar ese idioma nuevo hay que aprenderlo. Hay que llegar a pensar en esa lengua espiritual. Parece difícil. Se necesita constancia. Ejercitarse a diario, más que un atracón una vez y después días y días en blanco.
Para los niños es más asequible. Por eso hay que hacerse como niños. Así se puede entrar en el Reino de los Cielos, en la Realidad donde el Amor gobierna siempre.
Un idioma se aprende escuchando y sólo después se habla sin frenar el intento porque al principio sólo se balbucee.
Hay que hacer silencio para escuchar. Y empezar a llamar a las cosas por su nuevo nombre, a todo lo cotidiano.

Lo mejor es vivir en el lugar en que esa lengua nueva sea el idioma oficial. Para adquirir el lenguaje del Espíritu no es aconsejable permanecer  donde  abundan los “material-hablantes”. 

0 comentarios: