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miércoles, 17 de mayo de 2017

TODO ESTÁ BIEN

TODO en mí, y en quién o qué piense es ya, y siempre perfecto.
Y ningún "yo" ha de esforzarse en mantenerlo así.
Dios es quien lo hace.
No me debo alarmar si los sentidos siguen percibiendo lo erróneo.
Donde debo monitorear  la mejoría es en la conciencia.
Y ahora soy más consciente de lo único que hay:
la perfección infinita y absoluta en mí y en todos.
Eso me hace confiar.
Y ese confiar es mi contribución a los procesos.
En esto he de perseverar.
Porque Dios persevera.
Él es quien se esfuerza en que esto sea.
Y yo sólo lo reconozco aunque todavía quede noche.

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